Primer escrito que se me publica, he de darle las gracias a todas las personas que conforman la asociacion de aficionados practicos taurinos de Jaen, en la revista que publicaron estas pasadas navidades.
Gracias
Antes de pisar un ruedo,
se debe pisar la vida,
pues en el ruedo embiste el toro,
y en la vida la porfía,
de sentirse caminante y capaz en rebeldía...
José Catalán.
Llevo como unos veinte minutos ya despierto, la persiana aún guarda la luz que se atisba fuera y que penetra por entre los surcos que las lamas dejan pasar adentro.
Ando con desatino e ilusión las horas que todavía no pasaron por el reloj. Intento ser visionario de todo lo bueno que quiero y espero de la cita que me aguarda en el calendario, desde hace ya semanas.
Ahora si, ya sonó ese pitido de la alarma que me llama a menear la cucharilla y remover el liquido y el azucar, café de mañana y tostada con aceite, sonrisas ante el espejo y dejes de altivo sueño con los pechos por delante.
Mientras sorbo el café, repaso nuevamente la obsesión de este día que descansa y murmura en unas prendas limpias y listas para calzar y entallar, las hago cuerpo y sustento en ellas la ilusión de unas luces venideras, soñadas y vagabundas de ilusión, camino con ellas hacia la hora justa de la cita.
Pian los gorriones buscando cobijarse en ramas que les retiren del aliento mañanero que por nombre tiene rocío.
En mi derecha llevo un lucero prendido, humeante, y a caladas lo entretengo entre mis dedos, en la siniestra cual sastre matutino, y forjador de pasos firmes, llevo un zurrón, con madera de avellano, un percal y una seda y un puntal que me queda de gavilanes coloreado por fuera, instrumentos musicales de esa que llaman “la música callada”.
Hoy el día está conmigo, cielo celeste, con una linea debido a la hora, amarilla en el horizonte, nubes altas, deshilachadas, blancas..., si miro al norte donde la sierra se encuentra la primera con el sol, ya vienen por encima de las cumbres rayos nuevos y especiales.
No puede ser de otra manera, que poner la radio en el coche y suena una melodía que me saca de los labios la letra que ahí suena, la susurro primero y luego la grito con la alegría que merece, me gusta, la canto y grito...la pienso.
Lo que me separa en kilómetros de la cita, lo lleno con imaginar la mañana que llevarán como yo, amigos y caminantes de esta certera sincronización, también a decir verdad, disfruto con el paisaje de caminos y veredas que me traen a donde llevo días viniendo a solas en la noche imaginaria de sueños y recovecos temporales.
Atrás quedan horas de vientos en rojas telas, atrás quedan círculos imaginarios, embroques, cites, llamadas...
Detrás queda y quedará la siembra, llego al lugar y ahora queda, lo que queda por delante, solo queda pisar la siembra y recoger si pudiera al menos lo que se sueña. José Catalán Reyes
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