Escrito publicado bajo mi firma, publicado en la revista anual del club de aficionados practicos taurinos de Jaén.
Gracias por seguir confiando en mi.
¡Va andando! José Catalán "La afición es la ilusión de ver que lo que en mi alma quema, en sus manos y muñecas se crea”. En el amanecer de este día que entraña ilusiones renovadas para usted, como siempre, caminaré con el ansia del latir del corazón, caminaré con pasos distintos, con colores distintos y sensaciones distintas, pero que llevan al mismo camino. Cuando yo, de camino, vea sobre paisajes verdes de arboleda el velo de la mañana levantarse, usted ya andará velando albas de nuevas e iluminadas ilusiones. Cuando mi café esté exhalando humos en ese vaso de caña, usted andará con los suyos en algo tan sublime como es un sorteo de lotes. Y seguiré camino, y aunque suene música y la conversación sea interesante, nada sacará del cerco de mis pensamientos que usted, más que yo, espera que el reloj marque la hora definitiva. Caminamos el mismo día, caminamos hacia el mismo sitio, usted de sueños y oro, y yo de sueños y albahacas... verdes como la esperanza, y olorosas como su mirada. Mi habitación ahora es un azul cielo con paredes de brisa que aguardan despeinar algunas de mis ideas; la suya, cercana en amistad, la imagino, a media luz, justo el resplandor del brillo de unas zapatillas que casi ocultan las blondas de la pasamanería de un capote al que ni siquiera quiere casi mirar, pero sí acariciar con las yemas de las ansias. Oculta el brillo de una taleguilla, y aparecen casi asustados los puños de una camisa de chorreras, blancos como los remates de los machos que parecen chorrearse hasta la alfombra de la habitación. Vuelvo a lo mío porque lo mío es, como siempre, la espera. La espera de ese lance, la espera de un pisar, la espera del caminar; bendita la espera. Y suena la marcha procesional Rocío, y bailan capotes imaginarios con ella, paseíllo de ilusiones; embestiréis de notas que iluminan faena en la que mi torero es el protagonista. ¡Qué música para caminar más torera! En ella se guarda mi afición, que va desde tu hotel al coche de cuadrilla, desde el primer escalón del patio de la plaza donde la pasamanería del capote de paseo mirara aquel brillo oculto de las zapatillas a otra altura, y el blanco de aquellos puños mirara el otro blanco de los remates de los machos que ahora acarician rosáceas medias. Mi afición va kilómetros viajando desde algo más de la distancia de la ilusión por estar ahí, andando cada remate por chicuelinas, caminando en cada trasteo del segundo de tus tres, viajando ilusionado en cada salida torera de cada tanda. Se va tras la de usted, maestro, porque, sin la suya, dudo que la mía hubiese germinado. La afición es la ilusión de ver que lo que en mi alma quema, en sus manos y muñecas se crea. Igual es como la opinión, que cada uno tiene la suya. Pero, la mía, va caminando de la de usted.
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