Ayer pasé la noche con una desconocida, si.
Venia yo de trasmontar la noche, habiendo saltado el cercado que separa, lo extraordinario de lo normal.
Sin sueño, había escogido esta noche sin conciencia de que en lo alto del firmamento, la luna, perpetraba sus planes a lo lleno, a carta cabal de blancura plena.
Frescores de madrugada a ventana medio abierta, plenitud de quien se vacía en lo físico y mental, suelto de muñecas y fácil en lo corporal, como el que viene de hacerse un toro en el campo que se inventa en la mente, para cuando se puede, torear de salón, con lo que se sabe y a veces sorprende de hasta sentirlo sin tener la conciencia de haberlo asumido antes. de esas alegrías que da a veces, el saberse pudiente y capaz.
Altanero de sonrisa para los adentros, "asombrome" la comparativa de encontrar en el amplio iluminar de la luna, dos homónimos en ojos pertrechados de brillos, eran dos luceros en el color del ámbar, filtrados en la primera impresión por el verde ese esperancista que me tira tanto, luego después del fogonazo, vi, cuando me repuse, que eran miel en esencia y bien ornamentados por una calidez de piel y un abalorio en manera de boca. Ese rostro me llevo a dar, educadamente y como es menester un buenas noches *sean al recibir de tal, un buenas noches cordial.
Se forjó en ese *sean, una brisa que me dio la certeza de que en el ir y venir de esa conversación, encontraría comodidad de saberme cómodo y bien, de saberme leído y respondido en respetable y de bien entendidas maneras, sin animo de nada más certero, que como el que espera el paso del tiempo en una parada de bus y entabla conversación con alguien que hace lo mismo. disfrutar del paso del tiempo, sabiendo verlo pasar,
Ella dijo, -soy normal,
-"normal es la noche y le salen estrellas", apostillé.
Ella dijo, -que silencio.
-El silencio no es ausencia, la ausencia de palabras, era la interrogante perfecta de estar mirando sus ojos...
Me preguntó que me gustaba, yo contesté, -ver amanecer...
Haciendo cuestiones banales, ella me insto a cobrar cual detective privado...
-"Quien indaga para propio bien, no ha de contabilizar provechos mercantiles" solté en código de parábola.
Más añadí...-"Soy de no cobrar, que si por cobrar soy pagado en bolsa, prefiero atesorar en besos y vivir con la libertad de no monetizar el acto de indagar"
-Mira! libertad, como los pájaros!, añadió.
Y como en la noche todo es silencio, calma y frescor, vino la prosa y la sinrazón de frases que a renglón escrito, luego toman algo de razón.
Dije...o puse, según quieran tomarlo al uso, "Los pájaros no son libres, que son presos de su propio vuelo, prefiero ser el aire, que da antojo a esos vuelos, acariciando su plumaje..."
En eso que se le vino calor, cuan fácil me era decirle deja abrir la ventana, pues con la brisa se apaciguara esa calor sofocante que afirmó, se le vino. Miedo a abrirla pues era baja la casa y repentino el entrar cualquier causa, me dijo.
La causa de mi desempleo se tornó en hacerme causa de vigilancia de aquel descontento de descerrajar la ventana. expuse de nuevo en verso...
"Seré yo el sereno nocturno que espante el cerrojo de tu ventana, Abre niña!
que solo entrará la brisa que vaya a buscar, en el filo de tu cuerpo, la ardua pelea que tienes de temperatura. Abre mujer, que aquí estaré yo, sereno que guarda y calla".
Me dijo, -me voy, le dije, -si no hay rosa, no hay aroma. Y se quedó, dejando la ventana en prosa, por si a postrar el aire en brisa, quisiera de nuevo entrar aromas...
-Que buscas? y entre calladas comillas, me salieron dos cosillas que las guardaré en bandera, le dije...
-"Buscar no busco nada, que buscar es saber que aunque encuentres, igual el buscar te hace cuentas que encontraste".
-Que miras? -Tus ojos, me da coraje hasta que te duermas, por que si el telón de tus parpados guardan y hacen callar ese brillo, me da cosa hasta que duermas
-Pues ya no duermo más! afinó en la silenciosa noche, la frase.
-Espera que tengo la idea! de avisar a la humanidad del eclipse momentáneo de tu dormir y descanso.
Le pinté un cartel para su puerta que decía...
"Disculpen que aquí se duerma, pero es la única manera que hemos encontrado, para que descansen ustedes de tanta belleza".
Fuimos apilando frases, conversamos y hasta sonrió mas de cien veces.
Yo también sonreí, que conste en acta pues.
Quiso decir adiós, hasta mañana, no la dejé, por que vi que en entre su adiós crujió algo que queria mostrar, mostrarme.
Aparte ella, me hizo sentir bien. Y lo que a uno le hace bien, no debe que menos que cuidarlo y no dejarlo ir.
Por eso en la despedida en vez de un hasta luego, volví a darle los buenos días.
Pasé la noche, con una desconocida, que al trasteo de las horas, acabamos en la misma orilla,
@botadejerez
José Catalán Reyes.
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