miércoles, 13 de diciembre de 2017

LA VERDAD DE LOS SUEÑOS, O NO.

Hoy, he tenido el sueño más bello que puede tenerse.

Sentí el amor ajeno, no el de uno mismo, si no ese, que siente alguien por ti.

Siempre dude de si era verdad, o no. Ha sido sólo un sueño.
Pero que bonito, Dios mío, llorar por sentirse y saberse amado.
Alguien que cruza cielos e infiernos por ti, sin intereses, sin otro motivo que besar mis lágrimas, alguien que le da igual la mugre que enjugue la piel, miserable de tantos pecados y equivocaciones perpetradas.
Alguien que sólo viene a oírte, a estar a mi lado, a decir aquí estoy, no sólo físicamente, viene a que sienta que está.
Vivía en ese sueño, rodeado de vacío, lleno de todo.
Cajones de cómodas apiladas, algunos ni si quiera abiertos jamás, teniendo donde guardar, jamás ordene, teniendo donde acaparar, jamás cuidé el orden, vistosa vida, desempeño imposible, cojeaba un cimiento sin cemento, pilares de buen material, erosionados y desmesurado deterioro instantáneo.
Sin motivo me topé, con la vana verdad. Sin estar preparado, pues andaba seguro de tener, sin atesorar. 

Seguro de estar sin ver más allá. Vivir por vivir, sin vida.
Pasando los días sin horas. Cantando cuando estaba falto y triste.
Sobrando el vacío, llenaba de estridentes modales, y de perplejos actos, toda la orilla que secaba el paso de un caminante de ida y vuelta y de vueltas a la ida.
Jolgorio, distracciones, engaños de trilero, vivir en otras cosas menos y siempre feliz.
Eso, eso no suma, me valían decimales, cuando a sabiendas que el resultado de todo. está en la redondez de las cuentas, en cuadrar el inventario de lo puesto con lo expuesto.
Andaba devaluando la moneda tangible del vivir.
Bancarrota en el horizonte de sumas infinitas e ilegales.

Bailes, (como dice la canción), sin orquesta, con un aforo completo, pero sin haber pasado por taquilla.
Bajé en ese sueño, subí de los infiernos, bajé de los cielos.
Y ese devenir, hizo que perdiera zapatos, prendas y hasta sueños...
Muchos quisieron, que parase el empeño de seguir el desvelo de mirar caminando. «quédate, no ves que este movimiento de búsqueda, te va a dejar sin aliento?». 

-¡Iluso! Vas sólo, teniendo en la vereda lo justo.
(Contesté) algunas veces en esas noches de lucidez temeraria, que si algo no está en el camino, por muy a la mano que esté, no es el camino, si no un distraído y burlesco motivo, para taponar un sangrado y no reparar heridas.
Torniquete necesario, de nudo complicado, pues a ver si en el desespero de saberse desangrado, no escogemos el lado, donde ejercer la presión... 
Caretas tienes la vereda, el camino, certeza. Entre verdad y vereda, no recortes el destino, pues es mejor andar caminos, que distraerse en la sombra que cobija el ciprés malvado de la demencia.

Olvidar, es su verbo favorito, la vereda pide a gritos que pares a reposar y como en el cuento hizo la bruja, va a cebar, de sombras y regocijos, para que al no ver la claridad, olvides de donde te trajeron tus pasos y olvidaras el lugar, incluso de donde estabas.

Vereda es, disfraz de camino. Ten por cierto que es igual, un tipo de calidad, con frondosa astucia, para que cuando vayas a reparar, de donde el camino vino, ya no logres ordenar, tus pasos con tu destino.

En este sueño que quiero contar, con palabras y buen hilo, la vida pasa en trágicomedia de prisa, un cortometraje rápido, sin banda sonora y a todo color, pero con luces y sombras.
Es más un decapitar, teniendo capacidad, pues con recursos me sé de sobra, para desmontar lo incierto y poder ordenar, donde los pies están y concluir al final, respirar y pensar, que como Luthier​ de sombras, mi títere al final estará, compuesto y con su cabeza.
Viniste a besar mis lagrimas, a rozar mi piel con el tacto de tu piel. Protagonista, tus manos.

-Aquí estoy. Clamaste diciendo verdad.

Y lloré como animal, al saberse en libertad, sin el peso de las rejas.
«sólo llora de alegría, quien libre se sabe y siente».

Gracias debo darte a ti, que en mis sueños estás y te hiciste presente.
Gracias amor vivo, rescoldo que en llamas prendes, si la brisa de tu nombre traigo a mis noches y avivo, la hoguera de tus latidos.
Noche de ser cumplido el destino.

Deme Dios la valentía, de buscarte con la entrega, el valor y sabiduría, en empresa tan maldita, que vivir cien años mas, en tus brazos muera en abrazo, (como la singladura de un barco) al llorar de libertad.


@botadejerez 
José Catalán Reyes. Los sueños siempre, traen la verdad.

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