domingo, 15 de junio de 2014

DIAS Y ECOS, LA IDA

Caminaban sobre verde unas letras bordadas en oro, bajo ellas una cifra igualmente pespunteada del color del sol.

Palio macizo de columnas fuertes, flores del mismo cielo bajadas, mañana de celeste y enorme espera de conversaciones susurradas.

Plateados dos mulos ansiosos, plateada la carreta y los remates de los ejes de las ruedas altas como altas eran las miradas buscando en la cal de una pared a que se recortara la sombra de ese que habría de venir a posarse en la carreta.

Miradas cruzadas con gentes que aun no tenían nombre, cita certera anónima, espera esperada, clamores a gritos sordos y calmados... silencios a viva voz!.



Unas cintas del color de la esperanza y del cielo, jugaban a ver quien se asomaba antes a verla venir, silueta recortada entre fervores, posada ella sobre nubes, y jubilosa entre manos que abrazan el mástil y la traen entre vítores y palmas a salir caminante hacia seguras arenas, que la llevarán de aquí a un lugar llamado cielo, que los cristianos llamamos Rocío.

Hablan de su realeza las oraciones que en forma de cintas se resbalan desde la corona dorada y orgullosa que culmina su entera gloria, sobre la carreta, brota la mágica estampa de su realeza celestial, los colores de la patria terminan en flecos, el juego que con el viento nace y crece desde comandancia hasta Colón.

Onuba se salta las aceras y convierte cementos en arenas, ladrillos en verdes copas y oraciones en pétalos.

Gentes a miles, surcan mares, crean la ria perfecta para adentrarse en los adentros que va buscando el silencio de los caminos que ahora son senderos minados de oraciones y lamentos del que no puede ir al destino que va marcando el mulero.

Silencio, respiro y ando, me embriago del ambiente y juego siguiendo con la mirada lo que dibuja el viento, escritura ondeante, se flagela el aroma con las cintas del pelo que lleva la blanca paloma, me endulzo la boca con el danzar de las cintas verdi-blancas, que dicen un hasta luego a Huelva, a Huelva, a Huelva...

Soy uno más, miradas que miran, y manos que me tocan la espalda al igual que yo hago, no para empujar, si no para seguir adelante, para guardar referencias en curvas , en rectas, en apretones y estrecheces. cuando la oración pesa en el momento, la mano se hace leve ayuda, compañerismo, eco de mis mismas palabras, alabanzas a la virgen, silencios que son umbrales a caminos de oraciones.

Y por encima como sombrero, un azul cielo, un clamor de agua que se pasa bajo el puente para decirte piropos y hasta luego, camina y rueda la rueda, soñando con los alberos, primero rojos y verdes, luego pinares de grises y un resoñado de ensueño, mojarse el alma expirando, en una remanso de paz, que de gato al mismo cielo, hay un enorme esperar de pasos y de desvelos, se sueña pasar la charca, como sueña aquel lucero, brillar en la noche estrellada que la Matilla guarda en su sendero.

Tras andar a paso firme, giramos mas firme aun si cabe, buscando la suelta, la suelta es como si llenases el pecho del primer suspiro que dice Rocío a voz gritada.

Que por que vengo? preguntas?
que por que vengo, respondo.
vengo por que tengo frío, por que ronca está mi voz
vengo por que tengo ansias, de saber que el hastío
en el cansancio y en el clamor
está tu nombre metido.
ROCÍO!

Chaquetillas blancas se adentran al sino seguro, marcado desde hace siglos, no por bodegones, ahora son otros los pasos marcados, otros los cauces que llegan al mismo puerto, no importan los pasos, lo que importa es a donde se ha de arribar, miro las caras y solo veo una, la tuya, morena del color del caramelo, como ya te contaran y cantaran otras voces...

Tengo ahora tiempo para respirar los aromas que la mañana de asfaltos dejó en la retina del pasado grabadas, y pienso, y sonrío, y no hay preguntas del porque, ahora todo es ansia, todo es echar a andar adelante, todo es llegar a pernoctar mas cerca si cabe de ti, hombro a hombro y arrancando pisadas, nos vamos, yo con ellos y ellos me jalan, solo se que voy, solo se que camino, cielo azul, paso certero, camino, vara, apoyo y sonrío, solo, acompañado, pero solo, sonrío, miro el bordado del nombre de tu ciudad, peregrino, camino, sonrío y ansias...

La noche se hizo lenta, se cosió con el horizonte al compás del tintineo del mulo, de las campanas de la carreta, y del sabor a uva y trigo, pentecostés caminante.

Me adelante en solitario, para ver posar el polvo que levanta Huelva al rezarte, soñarte es eso, adelantarse a lo vivido, precipitando pie a pie, forzando lo que a seguro a de venir, incesante devorar de palmas en el eco de la tarde. y me dormí, me dejé dormir el cuerpo, mientras dejé despierta el alma, los sentidos y la vista..
.


Y entre el verde de la flama
que los pinos candorosos se asoman a verte la cara
descubrí por vez primera
desde la andén de la distancia
lo que Huelva a ti te quiere, Rocío de la Esperanza.

Huelva no es que la quiera, de una manera mas rara.
Huelva solo sabe amar de la manera soñada
como sueñas a tu madre.
a tu hija, a la que amas.
Huelva solo sabe pisar, como pisa el fandango el alma
Huelva ama a su manera
sabiéndose cerca tuya, y yendo tras la pisada.

Aparecen estrellas casi en el impás del cambio de gris a negro de la noche, se atisba el ocaso del día, pespunteando rayos entre las nubes que, jubilosas, forman algarabía de frescas brisas soñadoras.

Se hace candor el tamboril del pitero, llegamos a la Matilla, la salve pone pausa al latir de los corazones.



Jubilosa la mañana del segundo día de camino, tiene a bien que la luna casi borrosa, comparta la salida hacia gato con el sol que promete justicia, sudor y reaños.

Miradas peregrinas, sonrisas de lo que viene, hacen que, el lento caminar hasta llegar a caminos rectos, amplios y poco sombríos, sea como el esperezo de lo que está por venir, cantares, jubilo de saberse mas cerca aún.

El poleo y el romero quieren venir a dejarse aromar el verde del sinpecado, y el pastorcito divino que con sus manos quiere seguir marcando la senda, baja un momento por un ramillete de romero para su bendita y excelsa madre.

La tarde se apresura entre charlas puntiagudas que atisban los brillos que entretejen las copas de los arboles con los hilvanes de polvo que entre sus ramas se mecen.

Duro el remontar del vuelo caminante entre grises polvaredas, ritmo de bestias y de gentío, queriendo estar mas cerca de tu vera, con mas ganas de verte el perfil Rocío, caminante exagerado de pie en arena hundido.

En ese crisol de sufrimiento es donde el alma peregrina de Huelva se funde una con otra, arreando la una lo que la otra parece que no da de si.

Es entonces, camino al charco, donde del corazón sale un palpito que no conocía, preguntas en blanco por escribir la respuesta, pisada y pisar, respirar profundo hasta escupir en oscuro el pecado de la pregunta por que!

Jamás vi miradas con tal satisfacción encendidas, no había visto nunca tal respuesta ante una inexistente pregunta, se estaba allí y nada más, se iba y se estaba, solo cabía estar., caminar, respirar, y solo cabía hasta sufrir, no hay honra si no hay sufrir...

Ya casi todo estaba dicho y hablado, muchas bocas me hablaron, muchas miradas me contaron sobre ello, muchos incluso, se negaron a contarlo, me dijeron de vivirlo, de estar allí, de ser de allí.

Coronaron de nuevo las alondras tu carroza, el verde de nuevo se translució por entre las frescas y limpias arenas ya, silencio y pausa, Huelva y ella, estaban ahí, tras el muro que acabábamos de sortear.

había una melodía en el ambiente, aun habiendo silencio, era la melodía de lo sublime, La aldea estaba a tiro de piedra.

Leve la bajada, la tarde se hace oscura espera bajo la sombría espera de unos eucaliptos, que da a la claridad del paraje.

"Quien viene con Huelva y no se moja los pies, no ha caminado pues..."

Hago romanza de esas palabras que un viejo peregrino me dijo días antes de partir, llegar al charco es, ahora al menos para mi, y así lo veo y así lo cuento, o debería ser mejor dicho, que Huelva como hacen algunos le cantan a la virgen con los pies mojados, mirando atrás de la carreta, sabiendo lo que es cantar desde el suelo, el charco lo cruza la virgen y los rezos.


Del seco caminar que traigo
vengo buscando el frescor
del charco que tu mirada
una tarde removió
traigo en silencio el alma
pues esfuerzo me costó
secándome la garganta
con el peso de la oración
se llega por una bajada
que no deja pasar luz
mas aun a ciegas camino
sabiendo que me guías tu.

La banalidad humana hizo del charco un caballo para cantarte alzado.
¿Quien en una iglesia se monta en un banco para rezar cuando todos los demás oran a pie descalzo?

Eso me impresiono, perder la grandiosidad que la virgen nos ofrece, para hacer letal encuentro de un momento tan sublime con su gente, con su Huelva, que alzar el canto y el rezo por encima de otros utilizando algo que no sea el mismo charco y unos zapatos...

Me gusta esa letra que acaba así..."mira atrás de la carreta, si eso no se llama fe, que venga Dios y lo vea!!".
Me gusta esa gente que canta con los pies mojados y la garganta seca de rezo!

De frescas sombras, frontera
de caballos en las lindes
de oraciones recogidas
de silencios y fervores

Charco que guardas el agua
donde refrescar el alma
donde mojarse con casta
el polvo del que camina

Remanso de sevillanas
que nacen desde las aguas
no nacen desde un estribo
los caminos que te alcanzan

Charco de salve y de Huelva
volverte te he de pisar
pues la salve empieza ya
al acabar la de ida.

El polvo y la arena solo son ya vivencias, sonrisas al recordarlas y tensiones al comentarlas.

Aun queda un arreón más. La aldea espera que llegue Huelva y como dice el dicho " Huelva cuando llega, el Rocio se llena..."

Las mujeres se arremolinan tras de la carreta, se estrechan todas las estrecheces, y no cabe nadie, solo la espera cabe, a paso aun mas si cabe acelerado, todo pasa a cámara lenta, las pausas, el respirar, las miradas, los momentos, al contrario que de gato al charco. Ahora no quiero ni quiere nadie que pase el tiempo, cada vuelta de la rueda es una menos hacia la aldea, una menos de camino de ida, una mas cerca de ti, Rocio...

Paso a paso
surca la rueda la arena
el camino se rueda a pasos, rodar de ruedas y andar del alma.
reza que reza la rueda
llegar hasta donde guardas
Rocio de las tristezas
la madre de las mil caras
que si estoy triste, amparas
que si feliz, me acompañas
si aguardo algo lo aguardas
bajando aun mas la mirada.

Y llega Huelva a hacer su entrada, y los gemelos le cantan sin caballo, como ha de ser, en el pollete del alma. Pero cometen el fallo de desperdiciar el momento de poder rezarte a pares, y a medias te rezan y usan una letra para reivindicar un sentir.
Señores la virgen es la virgen y no necesita reivindicaciones, la romería seguirá, canten o no canten letras de lucha contra los estamentos, vendremos por mar por aire y aunque pasen siglos (que ya han pasado).

Rezemos a la Madre, solo eso, y demos gracias siempre.

Rueda un poco mas entre arenas ya de ella, la carreta,  y se acerca a la cancela que por nombre tiene Huelva, y el campanil baila y canta que su hermandad ya está aquí, y con su simpecado el peregrino, muchos, cientos, sonrío, miro y abrazo, a cuantos a mi lado me ayudaron a seguir, a llegar...

Con nombres algunos, y otros cientos anónimos, miradas de Rocío en las que bebí cuando se me secaron la boca y el alma.

Gracias a todos, buen Rocío, y mañana la presentación.

José Catalán Reyes "El Bota" de Jerez, camino de ida con la Hermandad del Rocío de Huelva 2014







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