martes, 17 de septiembre de 2013

A Fran Gómez

A un sueño...
Entre alamares vivo estos días de espera, estos días que me saben a tabaco liso y adornos pespunteados en oro.
Saben mis noches mucho de esperas, saben cuanto deseo el triunfo de saber mandar y entender la vida.
Saben mis noches manejar los trazos soñados, saben ellas de una fecha soñada, saben de ti y de cuanto ansío el momento como tantas otras veces te viví mandar templar, esperar y triunfar...
Sueño viéndote apretarte la vida en las corbas, de miradas en espejos de ilusión, de dejes hechando trazos al aire, de clases magistrales en azoteas soñando el sueño.
Sabe mi corazón de kilómetros de risas, saben mis manos darte aquel estoque, sabe mi mano apretarse de rabia y alegría después de conseguir un objetivo.
Envidio la suerte que deje ir de saberme a vuestro lado, cuadrilla sin paso encima, pero con un relevo certero.
Voy a estar a tu lado siempre, viviendo aquella espera ilusionante. De bajar y subir escaleras, de órdenes esperadas de entrega por completo.
Voy a estar para siempre a tu servicio amigo, esperando la mirada precisa de sonrisa cómplice, recordando silueta, esperando en callejones plenos de emociones, voy a estar siempre redoblando muletas y capotes...
Dos rayas y un albero, y un torero, y un tabaco solo puesto sobre oro, y un momento.
El soñado liado en seda.
Envuelto en la ilusión de verte por las ventas porteado en costalera revolera.
Un tabaco solo puesto
Sobre oro va mi sueño
Dos zapatillas que marcan
La diferencia que sueño
Dos rayas y un albero
Un torero costalero
Un amigo
Mi torero
Entre alamares vivo, saben mis noches de un sueño.
Capotes de vuelos bajos,
Sabe la tarde a un sueño...
Despiertalo amigo mío, esperezate contento.
Yo en el callejón te espero, mirada sorda, tabaco puesto !
Anda y camina certero, estaré en el callejón, para despertar del sueño!
A Fran Gómez 
José Catalan Reyes " el bota"
Jerez 17/9/2013

sábado, 23 de febrero de 2013

LA LLAMADA DEL AMOR

Escrito publicado en el blog de mis grandes amigos, los hermanos Bernal, adjunto dirección de la publicación original.
http://bernalbenitez.blogspot.com.es/2013/02/nosotros-por-jose-catalan-bota.html

Mi muy particular visión del relevo del año pasado entre San Miguel y Plaza de las Angustias, haciendo uso de la gracia de sentirme costalero, espero guste y se difunda.
Pulsa play en el reproductor, deja que la música te envuelva, y cuando hayas respirado 14 veces, comienza a leer despacio, sintiéndote allí mismo.......SUEÑA......



Ya el toro oscuro de la noche, se había echado sobre la dehesa de un de domingo en el que dagas negras, marcaban el camino cual luciérnagas.


Fuera era negro y oro todo, se oía el clamor de un jilguero cantándole a la madre, a la rosa y a aquel lirio tronchado que yacía junto a su tronco sin espinas.

Azulejos blancos y azules remataban la torre del palacio que desprendía fuego por la puerta entreabierta.

El silencio era presente, dolía, se olía, encarnada de tules y bordados, otra madre de rosada cara esperaba una nueva madrugada para florecer al alba.

Desde donde nos encontrábamos, en ese mágico mundo donde todo se intuía, nada se podía ver, oíamos, esperábamos, como enchiquerando el amor, deseando salir a abrazar un sonido de seca voz, un ronco eco en la noche callada, en este domingo certero de ramos.

El clamor del llamador sonó y es mas clamor si el silencio en la plaza es pleno, seco y exultante de amor, sonó y sonó además tres veces…

Y a la tercera se asustó el propio silencio, y estremecieron se las dagas, y la luz que nos marcaba el camino a andar, también se estremeció, mas no se estremeció la flor, ni el lirio que la guarda, pues es por ellos el amor, que en el silencio nos aguarda y nos invita a la oración.

Sonó de nuevo el amor que nos llamaba, prestos a esa llamada, no tienes más deber que colocar el corazón en aquellas maderas gélidas al principio y caldeadas ahora de oraciones, ya que veníamos de vuelta, pero sin embargo, siempre se va de vuelta, siempre se viene de algo, ya no había principio, pues el principio fue él, y ahora la vuelta era por ella, unidos lirio y rosa en el abrazo más bello que se pueda imaginar.

Andando detrás del silente caminar de aquellas luces, podíamos oler un aroma que inciensea el jardín de unas monjas que vivían en aquel lugar, bebimos agua junto a ellas, olieron ellas la flor y llenas de gozo, oraron a la madre traspasada de dolor y gozaron junto a ella con tal muestra de amor.

El amor que nos llamaba, nos llevó sin darnos cuenta a bajar por una calle donde se muele el corazón, Molineros rotulada. Fue la que andábamos buscando toda la cuaresma, la chicotá soñada, la del rachear constante y catecúmeno, silencio roto en alamares toreros, traspasado el dintel de la locura, pudimos notar como mira la madre, como inerte el hijo, como rojo el clavel, como danzarina la llama que tras la tulipa la ilumina, pudimos ver sin ver, pudimos saber lo que es la fe, ver sin ver. ¿Era posible? Si, fue posible, pero aquello sabíamos que tenía un fin de maderas en el suelo, una arriá certera, allá por el humilladero, y se detuvo el tiempo, porque disminuimos el latir del corazón, porque orábamos sin media palabras, al unísono lo sabíamos, percibimos la magia del amor que entraba por entre el oro de su altar andante.

Y gozamos tanto el momento, que se hizo nuestro y de ella, y de nadie más, eso creíamos, y de nadie más…

Pero tras llegar al adoquín donde el fin estaba escrito, y tras sonar el silente metal sobre el yunque del martillo…, salimos bajo el faldón a darnos cuenta que entre sonrisas y miradas, nuestro momento había sido plural, aquella molienda de fe, había dejado su grano en quienes vivieron la obra desde fuera, quiso ser tan grande la lluvia de amor, que inundó a quienes la vieron bajar por molineros.

Y sonó de nuevo la llamada del amor, y se fue tras una cruz mi rezo, y la seguí sin querer que el sueño me pudiera despertar.

Y subió las tablas que la habrían de llevar a su joyero, y en mi quedó su aroma, la de la rosa y el lirio, la de sin espinas su talle, la del abrazo amoroso, la de los siete puñales traspasándole los centros, se quedó mi mirar en la cruz, fijé mi vista en su cuerpo, y salió de pronto a abrazarme, salió desde sus adentros, la sonrisa de mi madre cuando en sus brazos me duermo.



José Catalán Reyes "El Bota" de Jerez, Suene la llamada del amor, y que nunca falte la respuesta fiel.....

viernes, 4 de enero de 2013

SIEMBRA Y RECOGERÁS


Primer escrito que se me publica, he de darle las gracias a todas las personas que conforman la asociacion de aficionados practicos taurinos de Jaen, en la revista que publicaron estas pasadas navidades.
Gracias

Antes de pisar un ruedo,
se debe pisar la vida,
pues en el ruedo embiste el toro,
y en la vida la porfía,
de sentirse caminante y capaz en rebeldía...
José Catalán.

Llevo como unos veinte minutos ya despierto, la persiana aún guarda la luz que se atisba fuera y que penetra por entre los surcos que las lamas dejan pasar adentro.

Ando con desatino e ilusión las horas que todavía no pasaron por el reloj. Intento ser visionario de todo lo bueno que quiero y espero de la cita que me aguarda en el calendario, desde hace ya semanas.

Ahora si, ya sonó ese pitido de la alarma que me llama a menear la cucharilla y remover el liquido y el azucar, café de mañana y tostada con aceite, sonrisas ante el espejo y dejes de altivo sueño con los pechos por delante.

Mientras sorbo el café, repaso nuevamente la obsesión de este día que descansa y murmura en unas prendas limpias y listas para calzar y entallar, las hago cuerpo y sustento en ellas la ilusión de unas luces venideras, soñadas y vagabundas de ilusión, camino con ellas hacia la hora justa de la cita.

Pian los gorriones buscando cobijarse en ramas que les retiren del aliento mañanero que por nombre tiene rocío.

En mi derecha llevo un lucero prendido, humeante, y a caladas lo entretengo entre mis dedos, en la siniestra cual sastre matutino, y forjador de pasos firmes, llevo un zurrón, con madera de avellano, un percal y una seda y un puntal que me queda de gavilanes coloreado por fuera, instrumentos musicales de esa que llaman “la música callada”.

Hoy el día está conmigo, cielo celeste, con una linea debido a la hora, amarilla en el horizonte, nubes altas, deshilachadas, blancas..., si miro al norte donde la sierra se encuentra la primera con el sol, ya vienen por encima de las cumbres rayos nuevos y especiales.

No puede ser de otra manera, que poner la radio en el coche y suena una melodía que me saca de los labios la letra que ahí suena, la susurro primero y luego la grito con la alegría que merece, me gusta, la canto y grito...la pienso.

Lo que me separa en kilómetros de la cita, lo lleno con imaginar la mañana que llevarán como yo, amigos y caminantes de esta certera sincronización, también a decir verdad, disfruto con el paisaje de caminos y veredas que me traen a donde llevo días viniendo a solas en la noche imaginaria de sueños y recovecos temporales.

Atrás quedan horas de vientos en rojas telas, atrás quedan círculos imaginarios, embroques, cites, llamadas...
Detrás queda y quedará la siembra, llego al lugar y ahora queda, lo que queda por delante, solo queda pisar la siembra y recoger si pudiera al menos lo que se sueña. José Catalán Reyes