domingo, 13 de septiembre de 2009

PURIFICACIÓN

En algún momento de nuestro caminar por el adoquinado de la vida, sentimos, y los que lo hemos probado, lo corroboramos. Sentimos la necesidad como los cambios de estaciones, de una limpieza, de una purificación, llamalo como quieras, una reubicación..., un replanteamiento..., un reajuste..., un balance...

Hace escasas horas, sentí como, por el entreabierto ventanal del salón, mientras el visillo se contorneaba, acariciado por una brisa embuelta en un aroma a frescor, me llamaba.

El olor a tierra mojada, me atrajo, sentí la imperiosa necesidad de mirar con el olfato.
A la vez que cerrando los ojos, aspiraba a fondo la mirada de ese olor, veia en lo espeso de su olor, el frescor que sale de la tierra, cuando se sacia la sequedad con el esperado elemento.

Agua purificadora, anuncio de cambios. Se renovarán los colores verdes que ahora visten las copas de los arboles que desde mi balcón veo hoy. Le acompañaran en ese balance anual, las luces destelleantes que de vez en cuando y tras estas nubes que hoy parecen gigantes, dispararán flashes como queriendo paralizar el momento, queriendo, sin poder hacerlo.

Y oigo en la cercania, persianas que bajan clamorosas.
Tras de ellas, de seguro, una madre, que piensa en hechar mano a esa colchita de hilo, que desde hace no pocos meses, aguarda en el altillo del armario del cuarto del niño, para cubrir y dar candor y arrullo a la contornante silueta de la noche fresca que se avecina.

El Otoño, que ahora reclama su tiempo, mandó no hace muchos dias a su emisario, el levante en calma, para anunciar con sus isobaras, la llegada de, la para mi, más apacible de las estaciones.
Purificadora drastica, cambiante rigurosa y tajante.

Sincero otoño, pues nos traes lo que todos sabemos ya de tí, agua, viento..., cambios.

Vendras con ocres, regalaras tardes de ocasos sublimes, desmenuzarás en ellos a las algodonadas nubes, y las tendrás en vilo, entretejiendolas con los rojos del sol de la tarde. Nos darás noches de lunas luneras tempranas, hasta la amanecida, de igual esplendor que su hermano antes mentado.

Nos traeras de la mano, los mejores paseos sobre hojas, que crujen y cantan su decrepita canción, acompañandonos por el parque, cojidos de la mano.

En el cielo, colgarás bandadas de aves, sublimes en su vuelo, llevadas en frenesí hacia su Sur.

Ese eres tú, Purificador Otoño, el esperado y más sincero de los cuatro guerreros del año.

1 comentario:

  1. No he levantado aún la persiana y oigo como protesta la tarde para hacer marchar al verano...
    ¿Vaticinas mis días? Será por eso que necesitamos un cambio...

    Un besote
    Elena

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